Lorde pierde la inocencia en Virgin

Tras cuatro años de silencio discográfico desde Solar Power (2021), Lorde regresa con Virgin, su cuarto álbum de estudio. Con una sonoridad más cruda, electrónica y directa, la artista neozelandesa retoma el centro de la escena musical global con una propuesta provocadora y visceral.

Tiempo sabático y transformación personal

El tiempo entre discos no fue casual: Lorde atravesó un período complejo en lo personal. Enfrentó un trastorno alimenticio, una dolorosa ruptura amorosa con una pareja mayor que ella y un replanteamiento profundo sobre su identidad. Durante este período, decidió retirarse de los focos, vivir sin redes sociales, y centrarse en terapias alternativas y viajes introspectivos.

Parte de su reconstrucción incluyó la experimentación con psicodélicos como el MDMA y la psilocibina, en un proceso que, según ella, le permitió reconectar con su creatividad y liberarse del miedo escénico que arrastraba desde sus inicios. Virgin nace como resultado de este proceso interno, donde la fragilidad, la rabia y el deseo conviven con una nueva libertad.

Polémicas y redefiniciones

Virgin no solo marca un regreso musical, sino también una transformación pública. En este disco, Lorde explora abiertamente su fluidez de género, el deseo sexual y el empoderamiento desde un lugar menos simbólico y más físico. En varios pasajes del álbum, juega con roles de masculinidad y feminidad, plantea dudas sobre su identidad estable y rompe con la imagen contenida de sus inicios.

También se posiciona políticamente, desafiando la industria musical y sus moldes, mostrándose sin miedo a incomodar. Con esto, ha recibido elogios por su valentía, pero también algunas críticas por la crudeza emocional y la exposición frontal de su intimidad.

Un sonido audaz y visceral

Musicalmente, Virgin presenta una evolución radical. El álbum combina pop electrónico con elementos industriales, percusión urbana y melodías minimalistas. Atrás queda el folk soleado de Solar Power: aquí predomina la noche, la ciudad, el deseo y el ritmo pulsante.

Canciones como “Hammer” abren el disco con un beat potente y sexualizado, mientras “Man of the Year” explora la identidad desde una óptica teatral, jugando con la estética del travestismo emocional. El track “What Was That” devuelve algo de la energía dance de sus primeros trabajos, pero con un tono más sucio y confesional.

Un regreso necesario

El nuevo álbum ha generado reacciones intensas. Algunos críticos lo ven como su disco más honesto y arriesgado, otros como un trabajo desigual pero fascinante. Lo cierto es que, con Virgin, Lorde vuelve al centro de la conversación, no solo como compositora, sino como figura cultural dispuesta a desarmarse en público.

Su regreso no busca complacer: incomoda, provoca y emociona. En tiempos donde el pop se vuelve cada vez más predecible, Lorde ofrece algo valioso: incertidumbre, riesgo y verdad.

Deja un comentario